jueves, 10 de enero de 2008

Naneladas- Presagio

Una vez conocí a una chica muy especial. Era tan especial por ser la más normal. Recicladora compulsiva, reinventaba los objetos sin valor y añadiendo una pizca de cariño y dos gotas de su esencia todo lo podía reparar, mas no reparaba en mi.
Desorientada por el caos social, buscaba entre los deshechos, esperando que al aplicar su fórmula mágica se transmutaran en buenos sentimientos, el cariño en amistad, la amistad en amor, la pasión en respeto, practicando toda suerte de alquimia en cada uno de ellos, sin conseguir extraer tras el licuado del tiempo, su ansiada quimera emocional, y aunque notablemente mejorados, al cabo de menos de un mes, en todos estos deshechos, volvía a aflorar la inmundicia original que los había convertido en desperdicios y guardándolos en el armario de una falsa amistad, quedaban en un segundo plano, más crecidos por haber gozado de su contacto, presumiendo de haber sido nada, creyendo ser algo que en realidad no eran, tan confundidos como ella misma.
Ella era especial, casi única. Se alejaba de los convencionalismos sociales, no seguía la corriente que dicta el sentido común, y lejos de convertir su corazón en un club de carretera, sin tratar de enamorar a una tarjeta de crédito con la que comprar una vida vacía, aderezada con luna de miel, piso, bebé, reconocimiento social e infidelidades, seguía perdida en su existencia, deambulando sin vagar, con el objetivo cada vez más inaccesible y lejano, de encontrar ese indicio que señalara el momento de aplicar toda su magia y por fin encontrar lo que cada vez con menos ganas y menos fuerzas, esperaba hallar.
Una vez conocí a esa chica tan especial. Pasó por mi lado y me mostró el camino. A su lado pude llegar a ser lo que no era, cada momento fugaz que pasaba junto a ella era el mejor de mi vida, su mágica sonrisa alegraba mi alma, su compañía me envolvía en la burbuja del olvido y creyendo no ser yo mismo, saboreaba la vida desde el armario de los deshechos, con el convencimiento inconfesable de que ese no era mi lugar. Con la infantil ilusión de la noche de reyes, deseaba que al alba se fijara en mi y aplicara su mágico filtro para elevar mi depreciado valor, en la cotización bursátil de su corazón y que aquella bonita amistad se transformara en oportunidad, pero ella seguía perdida en mil senderos, que acababan en el mismo destino una y otra vez, empeñada en el mismo perfil, sin caer en la cuenta de que para hacer el viaje más largo, no hace falta ir tan lejos, saltándose una y otra vez un semáforo sin luz, que fundido por la desilusión ya no emitía señal alguna, inservible en su función, latente en la soledad de la vía pública, encerrado en aquel armario fraternal.
Una vez esa chica especial cambió de dirección y vio lo que muchos veían. La venda de sus ojos se deslizó suavemente y cruzó la línea hacia una nueva vida, dando la razón a aquellos profetas de barrio que vaticinaron, con precisión relojera, como serían los acontecimientos, sin acertar en la fecha, sin buena intención, quizá sembrando sin pretenderlo, la semilla de la posibilidad en su mente bloqueada por el desánimo. Y así, y con la ayuda extra de las buenas personas que siempre están cerca de las buenas personas, acertó a elegir la ruta correcta hacia mi alma, y fue en aquella curva del camino donde nuestras vidas se cruzaron, y abriéndose paso a base de besos hasta mis entrañas, aplicó toda su magia, transformó la desidia en alegría, mi vida en su vida, y con una pizca de cariño y dos gotas de su esencia crecí como persona, consiguió sacar de mi lo que ni yo sabía que tenía y convertido en mucho más de lo que nunca había sido, desde aquel mismo instante y por primera vez en mi vida, llegué a ser feliz.


Technorati Tags: , , , ,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios son moderados así que modérate tu también. No están permitidos los insultos, atente a las normas básicas de convivencia en la red (no escribas en mayúsculas, etc).