martes, 29 de abril de 2008

Fauna ibérica- Hombre bueno, hombre malo

Bien es cierto que la España actual trata de encontrar su identidad en la diversidad cultural. Personas diferentes con pensamientos diferentes y niveles de educación y moralidad dispares componen la suma de las partes. No se puede negar que ciertos individuos de esta fauna autóctona pretenden vivir a costa de aprovecharse de las buenas intenciones de los demás, supliendo de esta forma, su incapacidad absoluta para valer por sí mismos, convirtiendo el egoísmo en el buque insignia de una armada que pretende ganar la batalla contra el complejo de inferioridad.
Así deambulan por el espacio común con la mentira como idioma y la envidia de sombrero. Intoxicando cualquier atisbo de bondad con la negra amargura de su alma, mordiendo la mano amiga tendida cual perros rastreros, falderos y en propiedad de un hortelano.
Mucho se ha escrito ya sobre el hombre bueno. Platón y Descartes ya dijeron lo suyo, Ortega y Gasset mantuvo discusiones con Ramiro de Maeztu por este mismo motivo allá por el 1908, por lo que no seré yo el que entre en esta definición, el que quiera saber más que se remita a los clásicos, que se esforzaron inútilmente en razonamientos lógicos, con la sana intención de que el hombre bueno ganara por mayoría en el conteo final. Fracasaron en la misión, esto es evidente.
Mi cometido en este caso es ayudar a identificar este tipo de individuos, para mantenerlos tan lejos de un mismo como sea posible, ya que, antes o después, el contacto con ellos pasará factura infectando nuestro organismo con las múltiples formas de virus que portan, y que terminan irremediablemente por enfermar al alma con la fiebre de la pena o el desánimo.
Físicamente pueden adoptar cualquier forma y no seré yo el que critique una forma de vestir u otra, pero lo cierto es que en su necia actitud por ignorante, creen ir vestidos a la última moda, y así van orgullosos de su riñonera, sus gafas de sol regalo del Burguer King, el bañador turbo, y se mofan de la forma de vestir de los demás.
Profesionalmente, saben hacer de todo y son los mejores en todo. Carecen de formación, por lo que no conocen donde está el tope del conocimiento*, de esta forma para ellos dicho tope se encuentra en su propio conocimiento. Valga de ejemplo un tipo que conocí que tras trabajar un mes en el departamento de atención al cliente de una empresa de telefonía, iba diciendo que sabía mucho de ordenadores. Eso sí jamás había tenido contacto antes con ordenadores.
Sentimentalmente se creen los mejores también. Básicamente solo tienen que chasquear los dedos para que las mujeres caigan rendidas a sus pies, volviendo al ejemplo del tipo anterior, que alardeaba de esto mismo, lo cierto es que no era capaz ni de cumplir en la cama.
Por último y por terminar de delinear este bosquejo, baste decir que socialmente son los típicos bufones, que creen que hacen gracia, pero que en realidad nadie soporta, imitando a cualquier personaje de Buenafuente se creen importantes, y a la hora de pagar nunca tienen dinero, pese a haber pasado la velada alardeando de cuánto ganan, y comer y beber como si fuese la última cena y ellos el mismísimo Judas.
Avisado estás querido lector. Si no quieres que la chabacanería te inunde, si has logrado un equilibrio a base de esfuerzo y buenas acciones, identifica cuánto antes este tipo de especie autóctona de nuestra fauna y mantente alejado de ella.

* Tope del conocimiento: Reflexión by COCO
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